Amor sin condición – Cristo para Todas las Naciones

Uno de los escribas, que había estado presente en la discusión y que vio lo bien que Jesús les había respondido, le preguntó: «De todos los mandamientos, ¿cuál es el más importante?» Jesús le respondió: «El más importante es: “Oye, Israel: el Señor, nuestro Dios, el Señor es uno.” Y “amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente y con todas tus fuerzas.” El segundo en importancia es: “Amarás a tu prójimo como a ti mismo.” No hay otro mandamiento más importante que éstos» (Marcos 12:28-31).

Cada vez que pienso en estas palabras, me encuentro diciéndole al Señor en la intimidad: “No sé si soy capaz de amarte con todo mi corazón, alma, mente y cuerpo, Señor. Y si bien deseo amar a mi prójimo como a mí mismo, a veces es muy difícil”. Sin embargo, eso es lo que Jesús espera de nosotros.

¿Será que es posible obedecer el mandamiento del Señor de amarlo con todo nuestro ser? Claro que sí. El Señor sabe bien que por nosotros mismos no somos capaces de tal amor. Es por eso que, cuando Dios hace una demanda, tiene la intención de satisfacer esa demanda por nosotros. Eso es lo que leemos en 1 Juan 4:19, donde dice: “Nosotros lo amamos a él, porque él nos amó primero”. Podemos ver que nuestro amor por Dios se origina en Dios mismo.

Pero el mandamiento sigue: “Amarás a tu prójimo como a ti mismo”. Amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos no se limita a satisfacer sus necesidades básicas inmediatas, sino también a tomarnos el tiempo para compartir con ellos lo que Jesús hizo por todos nosotros. Significa persistir en enseñar la verdad de la Palabra de Dios para que, sea cual sea la situación por la que ese prójimo esté pasando, entienda que las promesas de Dios son ciertas y son también para él. Significa orar constantemente por ese prójimo para que Dios le extienda su misericordia.

Entonces, amemos sin condición y con todo nuestro ser a Dios y a nuestros semejantes como a nosotros mismos.

Querido Dios, ayúdanos a vivir de acuerdo a tu voluntad. Por Jesús. Amén.

 

Para reflexionar:

*¿De qué maneras demuestras que amas a Dios?

*¿De qué maneras le demuestras a tu prójimo que lo amas como a ti mismo?

Diaconisa Erica Jofre

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