La sabiduría que viene de lo alto es, ante todo, pura, y además pacífica, amable, benigna, llena de compasión y de buenos frutos, ecuánime y genuina (Santiago 3:17).
“El diablo más sabe por viejo que por diablo” decían en mi pueblo, queriendo enseñarnos a los más jóvenes que el diablo es sabio –pero solo para hacer lo malo– y las personas de edad son sabias por la experiencia que acumularon en su vida. Lo que aprendemos de este refrán es que la experiencia nos enseña a vivir más plenamente, sin tanto miedo y sin “hacernos tanta mala sangre”.
En la vida pasamos por experiencias dolorosas que nos hacen daño, y el dolor es un gran motivador que nos enseña a evitar aquello que lo provoca. Esa es la sabiduría de cada día que nos es útil si le prestamos atención. La sabiduría que Santiago enseña aquí no está basada en nuestra experiencia ni en nuestros muchos años, sino que viene de arriba. De arriba, porque no la merecemos, y de arriba porque viene de Dios, quien está sobre todas las cosas.
Un día la sabiduría de Dios se hizo carne y fue llevada a la cruz. Jesucristo, quien vino de lo alto, fue y es la sabiduría divina y eterna personificada. Él es puro, pacífico, amable, benigno, lleno de compasión y de buenos frutos, equitativo con todos y genuino.
Dios sabe que todos nosotros somos pecadores, que ningún ser humano es mejor que el otro, que ninguno puede hacer nada para reconciliarse con Dios y entrar al cielo. Entonces, esa sabiduría se hace activa y nos muestra aceptación y compasión y nos trae a la fe en él para que recibamos el perdón de nuestros pecados. Jesucristo es más sabio que el diablo y que todos los seres humanos juntos con sus miles de años de experiencia. Eso lo demostró al morir y resucitar para darnos vida eterna.
Gracias, Padre, porque en Cristo podemos ver cuán sabio eres. Amén.
Para reflexionar:
*1 Corintios 1:24 dice: Cristo es poder de Dios, y sabiduría de Dios. ¿Cómo te demuestra Cristo la sabiduría divina?
*¿En qué te beneficia?
Rev. Héctor Hoppe