Reciban al que es débil en la fe, pero no para entrar en discusiones. Algunos creen que está permitido comer de todo, pero hay otros, que son débiles y que sólo comen legumbres. El que come de todo, no debe menospreciar al que no come ciertas cosas, y el que no come de todo, no debe juzgar al que come, porque Dios lo ha aceptado. ¿Quién eres tú, para juzgar al criado ajeno? Si éste se mantiene firme o cae, es un asunto de su propio amo. Pero se mantendrá firme, porque el Señor es poderoso para mantenerlo así. Algunos creen que ciertos días son más importantes que otros. Otros consideran que todos los días son iguales. Cada uno está plenamente convencido de su propio pensamiento. El que da importancia a ciertos días, lo hace para el Señor; y el que no les da importancia, también lo hace para el Señor. El que come, para el Señor come, porque da gracias a Dios; y el que deja de comer, lo hace para el Señor, y también da gracias a Dios. Y es que nadie vive para sí, ni nadie muere para sí, pues si vivimos, para el Señor vivimos, y si morimos, para el Señor morimos. Así que, ya sea que vivamos, o que muramos, somos del Señor. Porque para esto mismo Cristo murió y resucitó: para ser Señor de los vivos y de los muertos. Así que tú, ¿por qué juzgas a tu hermano? O tú también, ¿por qué menosprecias a tu hermano? ¡Todos tendremos que comparecer ante el tribunal de Cristo! Escrito está: «Vivo yo, dice el Señor, que ante mí se doblará toda rodilla, Y toda lengua confesará a Dios.» Así que cada uno de nosotros tendrá que rendir cuentas a Dios de sí mismo (Romanos 14:1-12).
En la fe cristiana hay algunas cosas que Dios establece claramente: que Jesús murió y resucitó de entre los muertos por nosotros. Los 10 mandamientos. Los dones del Bautismo y la Sagrada Comunión. Y hay otros temas en los que Dios no se ha pronunciado: si comer carne o ser vegetariano; qué tipo de gobierno debe tener un país; qué tipo de música debemos usar en su alabanza, etc. A estas cosas las llamamos “adiáfora”; son cosas en las cuales podemos estar en desacuerdo y seguir siendo cristianos fieles de todos modos.
De eso está hablando Pablo en la lectura bíblica de hoy. Su principal preocupación es no dividir la iglesia ni lastimar a nuestros hermanos haciendo cumplir reglas hechas por el hombre o presionando a las personas para que hagan cosas que sienten que están mal. En otras palabras, Pablo está diciendo que le demos la bienvenida a todos y que nos respetemos, amemos y tratemos como hermanos y mantengamos la unidad en la fe. En una época en que la gente está tan polarizada, qué bueno es saber que Jesucristo es el Señor de los vivos y los muertos, y si puede ser eso, ¡ciertamente también puede manejar ser el Señor de los vegetarianos y los carnívoros!
Dios nos amó tanto que vino a nuestro mundo para convertirse en uno de nosotros. Él sabe cómo son los conflictos y las divisiones. Cuando entregó su vida en la cruz, lo hizo por todos: hombres y mujeres, religiosos y ateos, liberales y conservadores. Y luego resucitó, rompiendo el poder del pecado y la muerte para todos los que confían en Él. La iglesia de Jesús está llena de una asombrosa variedad de personas, personas que Él ama. Y porque Él las ama, nosotros también las amamos.
Oremos: Querido Señor Jesús, ayúdanos a amar a todas las personas. Amén.
Para reflexionar:
*¿Cómo puedes mostrar amor por las personas con las que no estás de acuerdo?
*¿Por qué crees que Dios ha dejado ciertas cosas sin aclarar?
Escrito por la Dra. Kari Vo