¡Vengan y compren y coman! – Cristo para Todas las Naciones

Todos ustedes, los que tienen sed: Vengan a las aguas; y ustedes, los que no tienen dinero, vengan y compren, y coman. Vengan y compren vino y leche, sin que tengan que pagar con dinero. ¿Por qué gastan su dinero en lo que no alimenta, y su sueldo en lo que no les sacia? Escúchenme bien, y coman lo que es bueno; deléitense con la mejor comida. Inclinen su oído, y vengan a mí; escuchen y vivirán. Yo haré con ustedes un pacto eterno, que es el de mi invariable misericordia por David. Yo lo puse como testigo para los pueblos, y como jefe y maestro de las naciones. Por causa del Señor tu Dios, por el Santo de Israel que te ha honrado, llamarás a gente que no conocías; pueblos que nunca te conocieron correrán a ti (Isaías 55:1-5).

El comienzo de este pasaje es extraño. Dice: “… los que no tienen dinero, vengan, y compren, y coman!” Es como que no tiene sentido. ¿Cómo puedes comprar algo si no tienes dinero para pagar el precio requerido? 

Solo se me ocurre una forma: es posible cuando otra persona te da el dinero. Si tu padre o tu mejor amigo te da el dinero que necesitas para pagar el precio del pan que quieres, entonces puedes ir a comprarlo. Y si bien no es tu dinero lo que estás entregando, aun así te alimentas.

Pero aquí Dios claramente está ofreciendo más que comida y bebida ordinarias. El pan y el vino representan algo mucho más grande; representan el perdón, el amor, la misericordia y la vida eterna de Dios. Representan lo que solemos llamar “salvación”. Eso es lo que debemos comprar y nos satisfará para siempre. ¡Si tan sólo pudiéramos pagar el precio!

Pero no podemos. Y ahí es donde entra Jesús. Como un buen padre o un mejor amigo, él paga el precio y lo pone en nuestras manos, diciéndonos: «Toma, ya lo he pagado”. Y por supuesto que lo ha hecho, con su vida, sufrimiento, muerte y resurrección. Porque Jesús se entregó a sí mismo como el precio de nuestra salvación, ya nunca más pasaremos hambre ni sed. ¡Gracias a Dios!

Oremos: Señor, gracias por darme la salvación a costa de tu propia vida, porque me amas. Amén.

Para reflexionar:

*¿Qué te dice todo esto acerca del carácter de Dios?

*¿Por qué crees que Dios se niega a aceptar nuestro trabajo como pago por el perdón, la vida y la salvación?

 

Escrito por la Dra. Kari Vo

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