Por tanto, vayan y hagan discípulos en todas las naciones, y bauticenlos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo (Mateo 28:19)
Pensemos en la Trinidad. Nuestro Dios es un Dios trino: Padre, Hijo y Espíritu Santo. Un solo Dios, como dice Deuteronomio 6:4: “Oye, Israel: el Señor nuestro Dios, el Señor es uno” y a la vez, tres personas. Esto es muy difícil de entender para nuestras mentes finitas. Dios mismo dijo: “Mis pensamientos no son los pensamientos de ustedes, ni son sus caminos mis caminos. Así como los cielos son más altos que la tierra, también mis caminos y mis pensamientos son más altos que los caminos y pensamientos de ustedes” (Isaías 55:8-9). Así que, aunque el Dios Trino se nos revele en la Biblia, no podemos comprender completamente quién es.
Me gusta una ilustración simple acerca de la Trinidad que escuché una vez: 1+1+1= 3 pero 1x1x1=1. La multiplicación es una forma matemática más alta que la suma, así como los pensamientos de Dios son más altos que los nuestros.
¿Todavía te resulta confuso? A mí también. La buena noticia es que Dios no nos pide que entendamos plenamente su naturaleza trina. Él nos invita a que confiemos en él. Dios no quiere confundirnos, quiere mostrarnos su amor y salvación. Cuando recibimos el regalo del Bautismo en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, recibimos a Dios como nuestro Padre, recibimos todos los beneficios redentores del Hijo y recibimos el poder y la presencia del Espíritu Santo que nos da vida y también la sostiene.
En nuestro bautismo y la enseñanza, por el Evangelio y los Sacramentos, el Dios Trino nos recrea a imagen y semejanza de su Hijo. Y esta noticia vale la pena divulgarla a todas las naciones.
Oremos: Dios, gracias porque has llamado a tus discípulos a que confiemos en ti y no a comprender plenamente tu naturaleza. Gracias por tu obra Trina en nuestras vidas. En el nombre el Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Para reflexionar:
- ¿Qué beneficios nos da Dios a través del Bautismo?
- Dedica el día de hoy a meditar en la Trinidad, reemplazando la palabra “Dios” por “Padre, Hijo y Espíritu Santo”.
Escrito por la Diaconisa Noemí Guerra