Y ahora, hermanos, les ruego que nos amemos los unos a los otros. Y no es que les esté escribiendo un mandamiento nuevo, sino el que hemos tenido desde el principio. En esto consiste el amor: en que pongamos en práctica sus mandamientos. Y este es el mandamiento: que vivan en este amor, tal como ustedes lo han escuchado desde el principio (2 Juan 1:5-6 NVI).
Se piensa que el amor es un sentimiento que nace en lo más profundo de nuestro ser y se deja llevar por una serie de emociones, tales como la alegría, felicidad y gozo, que nos hacen sentir mariposas en el estómago. Sin embargo, el verdadero amor no es un sentimiento que cambia repentinamente como la marea del mar, sino una decisión constante de amar a alguien a pesar de las fallas, errores o circunstancias.
Si el amor fuera un sentimiento, desde hace mucho tiempo Dios el Padre ya nos hubiera abandonado porque con nuestras acciones y omisiones lo herimos constantemente. Pero en su gran amor Dios decidió amarnos aun sabiendo que nosotros muchas veces no le mostraríamos amor. Eso es amor… verdadero amor.
La única razón por la cual conocemos el amor verdadero es porque Jesús nos lo mostró con su propia vida, muerte y resurrección. Jesús nos mostró que amar es estar dispuesto a entregarlo todo, incluso la vida si es necesario por el ser amado.
El amor debe demostrarse constantemente con nuestras acciones y con nuestra forma de vivir, tal como lo hizo Jesús en la cruz del calvario. El verdadero amor da sin esperar nada a cambio, es paciente y bondadoso. No es egoísta, sino que comparte con amor lo mucho o poco que posee, no se alegra de las injusticias, sino que se alegra cuando triunfa la verdad.
Disfrutemos y compartamos el gran amor que Jesús nos mostró en la cruz.
Querido Jesús, te confieso que no he amado como debería hacerlo, por esta razón te pido que me ayudes a compartir a mi prójimo el amor que me has mostrado en la cruz. Amén.
Para reflexionar
- ¿Qué me impide amar a mi prójimo como a mí mismo?
- ¿De qué maneras puedo mostrar hoy a mi prójimo que lo amo como Jesús me amó a mí?
Abigail Ramírez