Un llavero y la gracia – Cristo para Todas las Naciones

Sí, así ha dicho Dios el Señor: «Yo mismo voy a ir en busca de mis ovejas, y yo mismo las cuidaré… Las apacentará en los mejores pastos, y pondré su aprisco en los altos montes de Israel; allí dormirán en un buen redil, y serán apacentadas en los pastos suculentos de los montes de Israel. Ezequiel 34:11, 14

Con las manos llenas de bolsas de basura, de alguna forma logré abrir el basurero y tirar todas las bolsas dentro del basurero… junto con mi llavero. Fue demasiado tarde cuando me di cuenta y perdí todas las llaves de mi casa, mi trabajo y carro. Le conté a mi esposo, y en vez de darme un sermón de cómo debía ser más cuidadosa, se fue en silencio a hacerme copias. Y no solo me hizo las copias, sino que se dio a la tarea de buscar llaves con diseños que me gustarían. Recibí gracia. Gracia es, no solamente no recibir el castigo y las consecuencias que merecíamos, sino recibir un regalo, algo bueno que no merecíamos.

Eso es lo que hace Dios con nosotros. En su gracia, no solamente nos perdona nuestros pecados y nos quita su consecuencia, la muerte eterna, sino que nos da a Cristo. Jesús es el gran pastor de sus ovejas. “Esta palabra es fiel y digna de ser recibida por todos: Cristo Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores” (1 Timoteo 1:15). Dios nos trata con misericordia, nos muestra toda su clemencia y nos da al Buen Pastor, el Hijo de David, Jesús, quien nos apacienta. Y como si fuera poco, cuando Dios nos ha encontrado, nos lleva a casa con Él y se llena de gozo delante de los ángeles porque un pecador se ha arrepentido.

ORACIÓN: Jesús, gracias porque, en tu gracia, me buscas y me cuidas. Gracias por apacentarme en los mejores pastos y hacerme dormir en un buen redil. Gracias por ser mi Buen Pastor.

Para reflexionar:

¿En qué situaciones de la vida diaria has experimentado la gracia de Dios? 

¿De qué manera afecta tu vida el recordar la gracia que Dios te regala?

Diaconisa Noemí Guerra

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