El pueblo fue a ver a Moisés, y le dijo: “Hemos pecado al murmurar contra el Señor y contra ti. ¡Ruégale al Señor que nos quite estas serpientes!” Y Moisés oró por el pueblo, y el Señor le dijo a Moisés: “Haz una serpiente como éstas, y ponla en un asta. Todo el que sea mordido y la mire, vivirá”. Moisés hizo una serpiente de bronce y la puso sobre un asta; y cuando alguna serpiente mordía a alguien, si miraba a la serpiente de bronce seguía con vida.