Cuando ustedes ayunen, no se muestren afligidos como los hipócritas, porque ellos demudan su rostro para mostrar a la gente que están ayunando; de cierto les digo que ya se han ganado su recompensa. Pero tú, cuando ayunes, perfúmate la cabeza y lávate la cara, para no mostrar a los demás que estás ayunando, sino a tu Padre que está en secreto, y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público. Mateo 6:16-18
Francisco atraviesa una profunda crisis matrimonial. Muchos lo saben. Él debería sincerarse con su esposa, mirarla a los ojos, pedirle perdón por sus mentiras y buscar una nueva oportunidad para seguir adelante. Pero Francisco ha optado por otra estrategia: postea dulces mensajes en Facebook dedicados a su mujer, mensajes que ella ni siquiera lee. Mejor que no los lea; porque eso agravaría la tensa situación que atraviesan.
¿Para quién hacemos lo que hacemos? ¿Por quiénes pretendemos ser vistos? Jesús nos llama la atención acerca de la sinceridad de nuestra espiritualidad. Hay un tipo de piedad que sólo busca impresionar, pero no es más que una fachada … algo que no alcanza a tapar lo que en realidad somos ante Dios. Los verdaderos cambios demandan reconocimiento de lo que somos en verdad, con una búsqueda de perdón, de cambio honesto, de lucha contra lo malo que nos afectó en el pasado. Dios ve lo que hacemos. Dios no puede ser burlado. ¿A quién pretendemos engañar?
Jesús vino para liberarnos de la necesidad de engañarnos y engañar a otros. La verdad de lo que reside en el fondo de nuestro corazón no lo horroriza, por más nauseabundo que parezca. Él ya murió y ya pagó por eso que nos avergüenza y que tantas veces quisiéramos “esconder” de los demás.
Lávate la cara. Disfruta de su perdón. Busca una relación honesta con tu Dios. Sé coherente con quienes te rodean. Sé libre de verdad.
Señor, líbrame de la esclavitud de impresionar a los demás. Ayúdame a ser yo mismo, con mis debilidades y tu perdón. Amén
Para reflexionar
¿Te resulta fácil o difícil reconocer lo que eres y haces en realidad?
¿De qué te avergüenzas y deberías confesar a quienes te aman?
¿Qué te impide disfrutar del perdón gratuito de Dios?