Muy de mañana, cuando todavía estaba muy oscuro, Jesús se levantó y se fue a un lugar apartado para orar. Simón y los que estaban con él comenzaron a buscarlo, y cuando lo encontraron le dijeron: “Todos te están buscando.” Él les dijo: “Vayamos a las aldeas vecinas, para que también allí predique, porque para esto he venido.” Y Jesús recorrió toda Galilea; predicaba en las sinagogas y expulsaba demonios. Marcos 1:35-39
Jesús tenía la costumbre de escaparse solo para orar, ya sea muy temprano en la mañana o muy tarde en la noche. Esas fueron probablemente las únicas ocasiones en las que pudo hacerlo, ya que muchas personas lo buscaban para ser sanados, para escuchar sus predicaciones, para que les respondiera sus preguntas. Pero Jesús necesitaba ese tiempo con el Padre, y por eso lo tomaba cuando podía.
Pero eventualmente lo encontraban, y todos sus deseos y necesidades quedaban relegados a un segundo plano. ¡Qué fácil es perderse en lo que los demás quieren de uno! Pero Jesús lo tenía claro: “Vayamos a las aldeas vecinas, para que también allí predique, porque para esto he venido.”
¿Estás abrumado por lo que los demás quieren de ti? Quizás este podría ser un buen momento para hacer lo que hizo Jesús y encontrar algo de tiempo para estar con Dios. Él te ama y te valora, no por lo que haces, sino simplemente porque eres su hijo amado, porque eres ese por quien él sufrió, murió y resucitó. Dios siempre te está buscando… porque te ama.
Querido Padre, ayúdame recordar que me amas por lo que tú eres, y no por lo que yo hago. Amén.
Para reflexionar
¿Hay alguien que quiera algo de ti hoy? ¿Qué es?
¿Alguna vez te has sentido abrumado por las necesidades de los demás?
¿Qué significa para ti saber que Dios te quiere por quién eres y no por lo que puedes hacer?