Por tanto, si tu hermano peca contra ti, ve y repréndelo cuando él y tú estén solos. Si te hace caso, habrás ganado a tu hermano. 16 Pero si no te hace caso, haz que te acompañen uno o dos más, para que todo lo que se diga conste en labios de dos o tres testigos. 17 Si tampoco a ellos les hace caso, hazlo saber a la iglesia; y si tampoco a la iglesia le hace caso, ténganlo entonces por gentil y cobrador de impuestos. Mateo 18:15-17
Mateo 18 no es uno de mis capítulos favoritos de la Biblia. Aquí Jesús nos dice qué hacer cuando un hermano creyente peca contra nosotros, y a mí no me gusta confrontar a nadie, ni siquiera con amabilidad. Prefiero huir y esconderme. Es más fácil guardar mi resentimiento y quejarme con otras personas.
Pero Jesús no se anda con vueltas: “… repréndelo cuando él y tú estén solos… si no te hace caso, haz que te acompañen uno o dos más… y si tampoco a la iglesia le hace caso, ténganlo entonces por gentil y cobrador de impuestos”.
¿Quiere decir que, si se niega a escucharme, puedo ignorarlo y tratarlo como un marginado pagano, como los judíos trataban a los gentiles y a los recaudadores de impuestos? ¡Porque estoy totalmente dispuesto a eso, Señor! ¡Es claro que no! Como un profesor nos dijo en la clase de griego hace mucho tiempo: “¿Cómo trató Jesús a los gentiles y a los recaudadores de impuestos? … Los amó aún más”.
¿De qué manera? Hablándoles sobre las buenas nuevas del perdón de los pecados, orando por ellos, enviándolos al mundo como misioneros y muriendo y resucitando por ellos.
Quizás alguien te ha lastimado y no se ha arrepentido. Y es posible que hayas seguido todos los pasos de Mateo 18, pero aun así no te escucha. ¿Qué hacer? Trátelo con el mismo amor, preocupación y oración con que tratarías a una persona que nunca ha escuchado o creído en el Evangelio.
Esto no significa que finjas que el pecado nunca sucedió. Eso sería una mentira. No significa que tengas que actuar como si todo estuviera bien o ponerte a ti mismo o los demás en una posición peligrosa (por ejemplo, aceptando abuso o daño). Lo que significa es que te abstengas de odiarlos, que ores por ellos, que los trates como personas por quienes Cristo murió que están en peligro de muerte espiritual.
Pídele al Señor que te ayude a descubrir lo que eso significa en su situación específica. Podría ser compartirle el Evangelio como si nunca lo hubiera oído, o podría significar orar por ellos desde la distancia mientras Dios envía a alguien a alcanzarlos de manera más directa. No importa. Cualquier cosa que Dios te lleve a hacer, será una respuesta motivada en última instancia por el amor, por una preocupación real por su bienestar, una preocupación que se hace eco del amor redentor del propio Jesús.
ORACIÓN: Amado Señor, dame tu sabiduría y tu amor profundo por aquellos que han pecado contra mí. Amén.
Preguntas de reflexión:
¿Qué haces cuando alguien peca contra ti?
¿Has seguido alguna vez los pasos de Mateo?
Dra. Kari Vo